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lunes, 23 de noviembre de 2009

Los multimedios y los multimiedos

22-11-2009 /  En la pelea por sembrar la inseguridad, Clarín saltó de policiales a vida cotidiana. La
manipulación llega al extremo de poner en boca de un psiquiatra su línea editorial: "La gente tiene la sensación de que el país es una hecatombe", tal como en la crisis de 2001.



 
Por Eduardo Anguita

Desde la muerte de Roberto Noble, el fundador y director de Clarín entre 1945 y 1968, ese diario fabricó inseguridad en períodos democráticos y se alineó con los dictadores de turno. Osvaldo Bayer revistaba como jefe de la sección Política por decisión de Noble desde el gobierno de Arturo Frondizi. La elección recayó en Bayer, precisamente por sus ideas de izquierda. Fue en 1970, apenas asumía el general Roberto Levingston como relevo del mesiánico Juan Carlos Onganía, que Clarín publicó, en una nota, que alguna decisión del dictador estaba más influida en los excesos de alcohol que en los derechistas criterios castrenses. Para Ernestina Herrera, viuda de Noble y al frente del diario, se trató de una irreverencia imperdonable. A tal punto que ella invitó al edificio de la calle Tacuarí al mismísimo Levingston y luego visitaron juntos la redacción. La directora no perdió el tiempo y retó a Bayer en presencia del dictador. Desde ya, fue sacado de la jefatura de Política.
Ese hecho resultaría una anécdota más si no hubiera sido parte de una política empresaria destinada no sólo a legitimar a los gobiernos de facto sino a darles apoyo mediático a los usurpadores a cambios de serias ventajas empresarias. Cuando irrumpió la feroz dictadura de Jorge Videla, el encargado de la relación con los medios era el secretario general de la Presidencia, el general José Rogelio Villarreal. Este hombre clave de la cúpula dictatorial había sido jefe de la V Brigada de Monte en operaciones en Tucumán durante el llamado Operativo Independencia. Tenía como segundo en la Secretaría General a Ricardo Yofre, un operador civil que lo acompañaba en la búsqueda de oxígeno para que el plan de exterminio y de entrega del patrimonio tuviera cómplices de saco y corbata y no sólo de cascos y botas.
El prolongado silencio de Clarín sobre los crímenes y desapariciones tuvo algunas grietas a partir de Malvinas. Es decir, durante seis largos años sus páginas hicieron caso omiso de crónicas de sangre y disparos. Y para que hubiera un correlato con esa política editorial, la sección Policiales tenía una página fija a cargo del histórico periodista especializado en el tema, Enrique Sdrech. Además, el diario tenía un acreditado en la Policía Federal que, desde ya, no hurgaba en los verdaderos crímenes que se cometían en el ámbito de esa fuerza, sino que transmitía las gacetillas emergentes del departamento de Prensa.
Una investigación del periodista Enrique Vázquez, emitida por el entonces canal ATC en 1985, reveló que en los primeros meses del gobierno de Raúl Alfonsín, Clarín multiplicó las páginas policiales. En efecto, a principios de 1984, la sección Información General cedió cuatro páginas a Policiales y también cuatro periodistas se sumaron a esa sección. No hay que ser un experto en psicología social para saber lo fácil que es hacer crecer la sensación de inseguridad con el simple hecho de aumentar el volumen y la circulación de noticias policiales. Cuando el robo de un auto deja de ser una estadística delictiva para convertirse en un suceso singular, el imaginario colectivo percibe que eso invade su propio entorno.
Para la doctrina de la seguridad nacional cualquier acontecimiento social o político tiene que ser registrado como un riesgo para el país y cualquier decisión de gobierno es un tema de Estado. Por el contrario, en las democracias hay conflictos y diferencias, única manera de que los postergados hagan valer sus voces y, cada tanto, sus propios intereses. Clarín tomó posición apenas llegada la dictadura: quiso construir la noticia policial como un hecho maldito de las democracias. Según esa lógica, la inseguridad es una consecuencia inevitable de la indulgencia de los políticos débiles.
En una lectura ligera, algunos interpretan que "rociar sangre" en la tapa es una manera de vender más ejemplares. Eso es una excusa, al menos para Clarín, un diario generalista, con una redacción fuerte en política, economía y cultura, temas y secciones que interesan a los lectores de las capas medias, que constituyen el público tradicional de Clarín.


Medios, clase media e inseguridad. Desde el surgimiento de los diarios masivos, en la segunda mitad del siglo XIX, funcionó el paradigma de que los temas policiales y pasionales, con fotografías escabrosas y titulares catástrofe, funcionaban para los públicos proletarios y las capas menos instruidas de la sociedad. Eso funcionaba con la premisa de que sólo un sector –la vanguardia consciente– de las capas populares se constituía en lector de diarios. Por la cantidad de horas que demanda y por la abstracción que supone leer artículos sobre hechos de Palacio o las tendencias de la economía mundial. Es más, el formato de diario tabloide con pocas páginas fue muy funcional para la lectura durante el viaje en tren, subterráneo y hasta en colectivo. Crónica fue el diario obrero masivo de la Argentina. Su dueño y director histórico, Héctor Ricardo García, no pretendía medrar con la "sensación de inseguridad", sino que daba un menú en el cual el turf, la lotería y las policiales acompañaban algunas noticias de política que sí interesaban al mundo proletario. Cuando Crónica decía que los salarios no alcanzaban a cubrir la canasta básica, sonaban todos los teléfonos. No así si salía en tapa la foto de una mujer descuartizada. La mejor expresión de que los temas policiales no estaban asociados a generar inseguridad es que esa palabra no era parte del lenguaje periodístico de entonces. García editó, con éxito masivo, el semanario Así, cuyo motor eran las fotos provistas por los departamentos de Prensa de las policías Bonaerense y Federal, o se valía de anticipos de los comisarios para que desde la redacción de la calle Azopardo salieran los autos con los fotógrafos. Para tener dimensión de este fenómeno, en los sesenta, Así salía dos veces por semana –jueves y domingos– y vendía la friolera de medio millón de ejemplares. Las catástrofes, los crímenes amorosos o los tiroteos de policías y hampones, por esos años, no constituían para nada parte del inflamado y paranoico mundo de "la inseguridad".
El jueves pasado, Clarín sacaba en tapa un curioso enfoque sobre los problemas de la Argentina. El matutino –locomotora tras la cual van TN, Canal 13, Radio Mitre, la web y tantas otras cosas– tituló en tapa: "Pacientes que repiten síntomas de la crisis de 2001". Con visión catástrofe, un artículo sin rigor alguno, advierte que "la gente" ya empieza a tener síntomas de estrés o de gastritis o de pánico que se deben (¡lea bien!) a "la incertidumbre, el escepticismo y el miedo a ser la próxima víctima". Pone luego, en boca de un psiquiatra: "Como en 2001, la gente tiene la sensación de que el país es una hecatombe".
Es decir, los marcianos están entre nosotros. Pero ya no se trata de la emisión histórica de La guerra de los mundos por parte de Orson Welles que provocó pánico en la audiencia. Aquel programa de radio se estudia en todas las carreras de Periodismo o Sociología como la capacidad que tienen los medios de sugestionar y asustar. Era una dramatización, basada en la novela homónima de H. G. Wells. Era también una provocación. Una advertencia del mundo manipulado que suponía la radiofonía. Hoy puede leerse como un hecho anticipatorio.
Tanto "miedo a ser la próxima víctima" llevó a cientos de miles de ciudadanos que vivían en barrios donde había pobres y no tan pobres a vivir en "barrios cerrados". Les engordaron el bolsillo a varios especuladores con tierras en zonas marginales. Ahora viajan dos horas en autopista y llegan histéricos al trabajo. Se enteran de que las agencias de seguridad privada los vigilan a ellos muchas veces en cambio de cuidarlos. También les meten alarmas y cortacorrientes a sus autos y entonces los delincuentes ya no se valen de escruches sino que los encañonan para llevarse el vehículo en marcha. En fin, ese homo timorens, fruto del homo videns, no es sólo una construcción mediática. Es parte de un negocio maldito: presionar a los gobiernos con enfermar a la gente de lo que ellos llaman las enfermedades del momento: incertidumbre y escepticismo.




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jueves, 12 de noviembre de 2009

“Hay que gobernar como una madre”

ANECDOTAS Y CONFESIONES DE LOS PRESIDENTES ENTREVISTADOS POR FILMUS
"Hay que gobernar como una madre"

Lula cuenta que su sueño era comer, sobrevivir, y no ser presidente. Evo Morales revela que la primera vez que durmió en una cama fue en la Argentina, cuando vino a trabajar en la zafra tucumana. Chávez dice que entró al ejército para poder jugar al béisbol.

"Mi sueño era desayunar. Luego almorzar. Luego cenar. La ley de la sobrevivencia. Nunca soñé con ser presidente." Lula da Silva mira de frente. Sus frases son tan despojadas como contundentes. El presidente de Brasil habla y uno le cree. La historia del chico de Pernambuco que llega con su madre y sus siete hermanos a buscar a su padre a San Pablo es conocida. Menos sabido es que lo encuentran viviendo con una prima de la madre y otros cuatro hijos. "Mi padre tuvo veintiséis hijos", cuenta Lula y dice que lo perdonó, aunque en su gesto se adivine un dolor irreparable.

"A través de la historia de los presidentes se refleja la historia de América latina. Son tipos que se parecen mucho a sus pueblos", sintetiza DANIEL FILMUS, el senador que mutó en periodista –"sólo por esta vez", aclara– para realizar el ciclo Presidentes de Latinoamérica, que se estrena hoy, a las 23.30, por Canal 7. El derrotero personal de los mandatarios de Nicaragua, Venezuela, Colombia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Chile y la Argentina –Tabaré Vázquez (Uruguay) está por filmarse y sobre Alan García (Perú) todavía no hay confirmación– hilvana una historia inédita en las democracias del continente: dirigentes que llegaron al poder después de los devastadores gobiernos neoliberales.

Evo Morales cuenta que la primera vez que durmió en una cama, un catre en realidad, fue en la Argentina, cuando vino a trabajar en la zafra tucumana junto con su padre. Ya como presidente de Bolivia, lo apabulló la residencia oficial. Se sintió solo en ese lugar magnífico y la primera noche de mandato optó por irse a su departamentito de dos ambientes. Llamó a Alvaro García Linera –el vicepresidente, también soltero– y a otro funcionario para compartir el alojamiento. La austeridad no lo libró de otros rumores malintencionados.

La mayoría de los entrevistados comparte biografías con padres torturados, asesinados o sobrevivientes de la trágica historia latinoamericana. Las entrevistas pautadas en los huecos de las agendas oficiales se fueron extendiendo a medida que los presidentes se relajaban y dejaban espiar su pasado. Cada uno con su estilo. Como era de esperar, el más verborrágico e impetuoso fue Hugo Chávez. FILMUS comenta que habían preparado todo el equipo en el Palacio de Miraflores y Chávez dijo que ése no era el lugar. El ideal era el cuartel donde él se había levantado contra Carlos Andrés Pérez, en el '92. Dos helicópteros y un avión despegaron entonces con todos en busca del destino señalado. Nada fue fácil. Chávez eligió el lugar dentro del lugar, un polígono de tiro al aire libre, donde el calor caribeño apenas era aplacado por un techito. Cinco horas en las que contó que entró al ejército con el único objetivo de llegar a Caracas para ser beisbolista, cantó y se explayó sobre el proyecto bolivariano. Tanta elocuencia obligó a desglosarlo en dos programas. Record que sólo comparte, por ahora, con Lula.

La palabra de cada presidente es completada con el relato de los hombres y mujeres que los acompañaron desde un comienzo. Durante la primera etapa del proyecto, Tristán Bauer, por entonces titular del canal Encuentro, estuvo con FILMUS. "Desde el amor, que es lo más importante, el que más me impactó fue Evo. Desde lo intelectual, por su formación, su concepción del mundo, fue Correa", comentó el ahora titular del Sistema Nacional de Medios Públicos, y aclaró: "Después de nuestra Presidenta". En la segunda etapa de los reportajes, el lugar de compañía lo ocupó Ignacio Hernaiz, al frente del canal educativo. Hernaiz anticipó que como el ciclo se hizo en el marco del Bicentenario, la idea es completarlo con entrevistas a los primeros ministros de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y de Portugal, José Sócrates.

En Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia se difundirá durante este mes el ciclo de entrevistas. Los brasileños verán a Lula repetir que "necesitaba probar que un trabajador tenía competencia para gobernar el país" y contar que "hay que gobernar como una madre, porque una madre siempre se ocupa del más débil. Los ricos no necesitan al Estado".

Nora Veiras



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JOAQUIN DANIEL CASTAÑO.
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lunes, 9 de noviembre de 2009

Twitter en español!!!

La Red Social que está compitiendo con facebook palmo a palmo, ya tiene su versión en español (una de las principales dificultades para ser pie en paises de habla hispana)
La idea es escribir en 140 caracteres (25 palabras apróx.) lo que tengas ganas de decir y seguir a participantes de la red (ej. Calamaro, Cerati, Montaner, Macri, De Narvaez, y tantos otros), como también que otros sigan tus comentarios. Cómo verán es muy parecido a lo de "Facebook", sin tantos artilugios (jueguitos, videos), lo que hace a la página mucho más liviana. Eso sí, si querés se puede compartir ,mediante otros sitios, videos, fotos y links.
El sitio cuando ingresás está en Inglés, para cambiar el idioma está a la derecha en el medio apróximadamente.
 


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“Los medios construyen una noción restringida de seguridad”

Universidad Nacional de Córdoba
Centro de Estudios Avanzados

"Los medios construyen una noción restringida de seguridad"

En entrevista con InfoUniversidades, María Cristina Mata, investigadora en comunicación especializada en el estudio de Públicos, Cultura y Ciudadanía, afirma que la reducción del concepto de "seguridad" a la comisión o no de delitos, es una responsabilidad tanto de los medios como de las instituciones gubernamentales, partidarias y sociales que reproducen ese discurso. Mata explicó que el incremento de la incertidumbre laboral y las enfermedades -que siendo curables provocan muertes por falta de atención médica o recursos- forman parte de la inseguridad social que no se ve reflejada en el día a día. La especialista dio el ejemplo de la última campaña electoral, en la que la cuestión de la seguridad ciudadana reducida a los bienes materiales fue el caballo de batalla de varios partidos políticos.

Imagen de 580 px de ancho

"En los medios masivos, hablar de 'seguridad' o 'inseguridad' es referirse, básicamente, a la problemática del delito. Es una restricción peligrosa, porque para vivir seguros en una sociedad, los individuos también necesitamos contar con 'seguridad social', es decir, con los derechos básicos que preservan la calidad y dignidad de la vida y de los que carecen muchas personas, a pesar de estar validados constitucionalmente. Me refiero, entre otros, al derecho al trabajo, a la salud, a la educación". Sobre este eje disertó María Cristina Mata, investigadora en comunicación, especializada en el estudio de públicos, cultura y ciudadanía en el marco del "Foro internacional: Derechos y seguridad humana" organizado por el Programa Universidad, sociedad y cárcel, de la Universidad Nacional de Córdoba.

En este contexto, la especialista insistió en la naturalidad con que se instaló la idea según la que la propiedad privada -los bienes materiales e incluso el propio cuerpo- sólo estaría expuesta en nuestra sociedad a condiciones de inseguridad a causa de los delitos.

Víctimas y victimarios

Pero los medios contribuyen a otra polarización al realizar una construcción clasista de víctimas y victimarios. Esto se evidencia en el tipo de cobertura que se les da a los delitos según el barrio o sector poblacional al que afecten, ya que algunos son presentados como hechos de inseguridad y otros como enfrentamientos entre sectores contrarios.

"Es interesante ver cómo las ideas que circulan sobre la seguridad se construyen a partir de cierta caracterización de los actores y territorios como peligrosos o no. Los individuos marginados o excluidos, en términos sociales y económicos, son los principales sospechosos de poner en riesgo la vida y la propiedad de los demás", indica Mata.

En cambio, existen decisiones y prácticas que siendo responsabilidad de individuos y grupos dotados de poder económico y político afectan brutalmente la seguridad de nuestra vida, y que no son tipificadas como delitos. "Y esas personas no son jamás presentadas en los medios como delincuentes o posibles delincuentes", agrega.

En este punto, la investigadora aprovecha para retomar el concepto amplio que propone para pensar a la seguridad humana como un fenómeno complejo. Si bien reconoce el aumento de la comisión de delitos contra la propiedad y los hechos de violencia conexos en nuestra sociedad, señala que también se incrementaron la incertidumbre laboral y las enfermedades, que aún siendo curables provocan muertes por falta de atención médica o recursos.

Así, mientras los que sufren delitos contra la propiedad son representados en los medios masivos como víctimas, no ocurre lo mismo con los que padecen esa extendida inseguridad social. "Los medios promueven -a partir de diferentes estrategias discursivas- la identificación del público con las víctimas y ellos mismos se identifican con su padecimiento, creando un sentimiento de inseguridad superior al que podrían suscitar los datos objetivos porque, de algún modo, ese proceso de identificación nos lleva a asumir colectivamente, pero desde cada individualidad, la idea de que todos estamos en peligro", señala la investigadora a InfoUniversidades.

No ocurre lo mismo, explica, con los casos de desempleo o de carencias en el terreno de la salud o la educación. "Ahora bien -agrega- ¿qué sucedería si todos los días los medios reflejaran el caso de una o más personas que narraran la angustia de quedarse sin trabajo, de no poder educarse o de no poder estudiar? Seguramente podrían suscitarse similares procesos de identificación y contribuir a reconocer en esas condiciones más que problemas sociales -como suele presentárselos- objetivas condiciones de inseguridad".

Que los medios promuevan esta visión de la realidad elimina la complejidad social y esto hace que el público -que genera sus opiniones básicamente a través de los medios- tenga pocos elementos de análisis para formarse una opinión sobre la seguridad o la inseguridad. Esta situación, la construcción de una visión simplificada y maniquea de la realidad, no es inmodificable, aunque ésta sea la lógica que imponen los medios de comunicación dominantes. En ese sentido, Mata considera que "siempre es posible pensar en medios de comunicación, sobre todo en medios públicos, que construyan otro discurso sobre el tema y no se limiten a ser meros repetidores y reproductores del discurso hegemónico sobre el particular". Refuerza la idea al señalar que es posible modificar la agenda que marcan los medios hegemónicos "si se asume la posibilidad de que el público -que encuentra lo mismo en todos los medios- tenga otros intereses y expectativas a partir de los que pueda ser interpelado".

Con insistencia apunta a que, desde su perspectiva, para revertir la reducción del concepto de "seguridad" a los ilícitos contra la propiedad privada, "sería muy importante vincular la seguridad social y la civil; mostrar cómo en la medida en que el Estado no garantiza los derechos sociales aumenta la inseguridad social y, en consecuencia, se incrementa el delito. Pero igual de significativo sería dejar de operar con criterios sensacionalistas en el tratamiento de estos hechos", señala.

Responsabilidades compartidas

Para Mata, esta reducción de la seguridad a la existencia o no de delitos en la sociedad, no es sólo responsabilidad de los medios de comunicación, sino también de las instituciones sociales y gubernamentales que reproducen este discurso. Algo que se evidencia con claridad, según la investigadora, en la campaña electoral pasada, en la que varios partidos políticos asociaron directamente en sus plataformas y spot publicitarios la cuestión de la seguridad ciudadana a la comisión de ilícitos.

La seguridad en los medios de Córdoba

María Cristina Mata dirige el Programa de Comunicación y Ciudadanía del Centro de Estudios Avanzados, en el que funciona un observatorio de medios. En este marco, y sobre el análisis de medios gráficos y televisivos de Córdoba, están desarrollando un estudio acerca de cómo se construye discursivamente lo seguro e inseguro, y en particular, cómo se elaboran las ideas de espacio público urbano, actores y prácticas, seguros o inseguros.

Andrés Fernández
comunicacion@rectorado.unc.edu.ar
Mariana Mendoza
Prosecretaría de Comunicación Institucional
Universidad Nacional de Córdoba

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"Otra desaparición"

Texto publicado por Página|12 el lunes 9 de Noviembre.

Por Horacio Verbitsky



La SIP realiza su asamblea anual en Buenos Aires, con pronunciamientos contra la ley audiovisual y el gobierno que la elaboró. Hace 31 años una misión de la entidad investigó la situación de la prensa y de los periodistas bajo la dictadura militar. El informe de Edward Seaton e Ignacio Lozano, propietarios del Mercury de Kansas y La Opinión de Los Angeles, constató que en 1978 los principales medios y editores argentinos:






- priorizaban la seguridad nacional sobre la libertad de expresión;






- justificaban la censura porque se declaraban de acuerdo con la dictadura, con la cual dijeron que deseaban cooperar;






- se negaban a informar sobre la desaparición de personas y






- se beneficiaban de tal comportamiento al asociarse con el Estado para la producción de papel, lo cual imponía a los diarios “no antagonizar con el gobierno”.



El informe mencionó los casos de Jacobo Timerman, “torturado, privado de su propiedad” que seguía preso aunque lo había juzgado y absuelto la justicia militar, mientras su diario era dirigido por un general del Ejército; Rodolfo J. Walsh, secuestrado al día siguiente de difundir una Carta Abierta que constituye “la más poderosa y detallada denuncia del gobierno aparecida desde el golpe”; y el secuestro de diez madres de Plaza de Mayo en la iglesia de la Santa Cruz, que “pocos medios quisieron cubrir”. El 13 de octubre de 1978, cuando el informe fue presentado a la asamblea de la organización en Miami, La Nación anunció que ADEPA había rechazado el premio SIP Mergenthaler, ofrecido en forma colectiva “a los periodistas argentinos que por defender la libertad de prensa han muerto, desaparecido o sufrido encarcelamiento y persecución”. Según Clarín, los asistentes argentinos dijeron que su aceptación “contribuiría a la campaña lanzada por ciertos elementos de la prensa internacional para denigrar” a la Argentina. El artículo destacó un párrafo del documento sobre algunos “signos alentadores”. Entre ellos mencionó “la concesión a las empresas periodísticas de créditos a largo plazo para la adquisición de papel”, convirtiendo en positivo lo que el documento había calificado como motivo de “graves reservas”. Dos años después, en 1981, cuando la SIP y la Universidad de Columbia confirieron a Timerman el premio María Moors Cabot, los directores de Clarín y La Nación, Ernestina Noble y Bartolomé Mitre, devolvieron los suyos. En la Asamblea de la SIP de ese año, el ideólogo pro dictatorial José Claudio Escribano pronunció un discurso descalificatorio del colega perseguido y despojado. “No te pedían tanto, Claudio”, le dijo Timerman. Como ningún medio ni entidad de la Argentina retiró la placa de homenaje a los periodistas desaparecidos, la SIP la colocó en su sede central, en Miami. En 2000, cuando se trasladó a un nuevo edificio, en la misma ciudad, también la placa desapareció.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Maradona x Dolina

"¿Sabe por qué defiendo a Maradona? Por personas como usted"

En "La Venganza" de anoche mismo, Alejandro Dolina, ante el mensaje de una oyente, se expidió con vehemencia sobre el Maradonagate. Transcripción del diálogo y posteriores reflexiones:

"Una oyente dice: 'Estimado Dolina, ¿ya no defiende más a Maradona? ¿O acaso ya no hay ningún Sargento Cruz? Vea: Ud. ayudó a alimentar al monstruo que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial. Cordialmente. Ingrid Hammer'.

Mi respuesta es SÍ. Yo he resuelto -después de un extravío- bancar a Maradona en esto. ¿Sabe por qué? Por personas como usted. La indignación burguesa que sucedió al exabrupto de Maradona fue totalmente patética y asqueante. Un mundo totalmente hipócrita, el mundo de la radio, donde se escucha eso mismo que Diego dijo bajo emoción violenta, pero libreteado (y en la televisión ni hablemos), ese mundo se indignó. Esos tipos se indignaron. Y esa indignación burguesa me hace ponerme inmediatamente en la vereda de enfrente.

Y lo que un tipo dijo, obnubilado por el momento, por la emoción, por su propia historia, y por su propia condición, después fue repetido ad nauseam por todos los noticieros, con subrayados, subtitulados, duplicaciones, ampliaciones y circulación por Internet, por tipos que no estaban ni obnubilados, ni en estado de emoción violenta, ni perturbados por ninguna cosa, sino que lo planearon diecinueve mil veces. Esos tipos ahora se ponen en la superioridad moral de preguntarme a mí si lo defiendo a Maradona. Bueno, sí, lo defiendo. Si es contra ustedes, lo defiendo. Lo defiendo totalmente.

Y eso de "que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial"... ¡Cipayos provincianos que quieren quedar bien con sus supuestos amos europeos! ¡Yo no tengo ningún interés en quedar bien ante la prensa mundial! ¡No es ésa nuestra obligación! ¿Qué tenemos que quedar bien ante nadie? ¿Ante quiénes? ¿Ante gobiernos que aniquilan a sus enemigos? ¿Ante quién tenemos que quedar bien? ¿Dónde esta la Fiscalía del Universo? ¿Dónde está la reserva moral de la Humanidad? ¿En Estados Unidos? ¿En Europa? ¡Déjeme que me muera de risa, Ingrid Hammer!

Y otra cosa: muchas veces, pero muchas, en los medios se dicen cosas muy interesantes. Yo he escuchado casi revelaciones, a veces, dichas por tipos a los que yo admiro mucho. A veces son intelectuales, como, no sé, el finado Casullo, o Dubati, o José Pablo Feinmann, tipos que realmente tienen un pensamiento interesante. Otras veces son artistas, o incluso locutores, del calibre de Larrea, o de Carrizo, tipos que por ahí dicen cosas que te hacen decir "pero mirá que bien pensó éste". Bueno, a esos NUNCA, nunca los vi duplicados en los noticieros, con subtitulados y subrayados. No los vi nunca porque a esta gente no le interesa el pensamiento ni la inteligencia, le interesa la BASURA. Y entonces Maradona dice esto y ellos lo repiten ciento diez mil veces. Eso es un asco.

Así que ¿a qué jugamos? ¿Qué es esto? ¿Qué es esto de indignarse, de enojarse y de sorprenderse? Lo dice un Senador de la Nación, y es un piola. Lo dice Maradona, y aparece todo el racismo, todo el desprecio por los pobres, aparecen los de siempre, los muchachos de siempre, a indignarse: ¡oh, la cultura! ¡Nuestro embajador! ¿Qué embajador? Es Diego Maradona, viejo. Los que tienen que ser cultos son ustedes, no él. Él tiene que dirigir la Selección de Fútbol, y si lo eligieron a él, bueno, es ése, y no Pancho Ibáñez.

Así que sí, lo defiendo a Maradona. Ante usted lo voy a defender siempre".


Joaquin Daniel Castaño




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